Una joven jinete, Teresa Palmer (La hora señalada, Memorias de un zombie adolescente) tiene como mayor deseo correr como profesional en la mejor carrera de caballos del mundo, la copa Melbourne. Su problema evidentemente es que es mujer y en un mundo de hombres es una barrera “casi” insalvable. Pero ella no cejará en su empeño, eso que su querido padre, Sam Neill (Horizonte Final, Daybreakers) no está muy por la labor ya que hace poco perdió a otra hija compitiendo.
Peli australiana de 2019 basada en hechos reales y dirigida por Rachel Griffiths que está entretenida.
Con todas las que he visto de equinos y poniéndolas en la misma balanza, quizá no es tan emocionante como otras, pero por ver a esta mujer con su firmeza, tesón, pundonor, etc, etc, por conseguir su sueño, creo que pone la balanza a su favor.
El problema que le veo es de reparto, pero esto es algo que le está pasando a la mayoría de películas, que conste. Y es que sacando a la prota y al padre, hasta bien entrada la historia no sale nadie que al menos yo conociese y creo que nos pasa a todos los que nos encanta el cine, es que nos gusta ver a más de tres y cuatro actores conocidos en pantalla, y últimamente esto empieza a escasear y ser muy pero que muy preocupante. Porque si la peli ya no es una maravilla, que también suele ser por desgracia lo más común, y si aún encima no trabaja ni Dios conocido, en la mitad del metraje te dan ganas de mandarla a tomar por el culo.
De los pocos conocidos que salen en la peli, la asistente de la prota, Genevieve Morris y el dueño del caballo es Sullivan Stapleton.
De historias con caballos en Océanos de fuego tenéis para elegir. Pero la de hoy es una buena opción, por lo tanto…
Vayan a vela!
Ciao!