Los descendientes (The Descendants)

Una mujer sufre un accidente grave y queda en coma; su marido, George Clooney (El americano, Los idus de marzo), tendrá que hacerse cargo de sus hijas a las que no ve el tiempo necesario. Esto agrava la presión que está sufriendo, por un negocio inmobiliario que está a punto de cerrar con sus familiares.

Peli que se puede ver sin más, desde mi punto de vista no llega al nivel que dicen los entendidos.

Bien es cierto, que como ya he dicho unas cuantas veces, mas vale caer en gracia que ser gracioso, y el Clooney en eso está tocado por la varita mágica.

O una de dos, o todos los entendidos son gays o de verdad que no lo entiendo, me parece un buen actor pero de ahí a nominarlo otra vez por esta peli, ¡venga ya!. Ya la cagaron con el Oscar de Syriana y ahora va y le quieren dar otro por esta, lo que yo digo, tiene una gracia que te cagas.

Sobre la pinícula, ¿sabéis que a Stallone le pusieron la estatua de Rocky en Philadelphia en reconocimiento a la publicidad de la ciudad?, pues bien, al George le van a poner una en Hawai, porque salen las islas cosa fina.

Otra, con lo lenta que es la peli te da tiempo a parte de ver los paisajes, de prestar atención a la música,…. ¡la madre que la parió! quedas hasta los huevos de la musiquita hawaiana de las pelotas.

Una más, yo soy padre de familia y no puedo comprender como se refleja en algunas pelis, el trato que tienen los hijos con sus padres, les faltan al respeto y ellos como si nada. En esta historia la niña de unos 8 años, le hace una peineta al padre y el tío se queda tan tranquilo; ¿qué haría yo? le meto el dedo en pimienta y se lo hago chupar, ya verías como en el resto de su vida no lo volvía a hacer. Por no hablar de la hija adolescente, Shailene Woodley, y su vocabulario, así salen después que no hay Dios que pueda con ellos.

¿A qué peli me recordó esta? a la que hizo Colin Firth en 2008, en la que su mujer palmaba y tenía que hacerse cargo de sus dos hijas, una adolescente y otra pequeña, igual que aquí. Que por cierto, también era lenta de cuidado, titulada Génova.

Ciao!